Cuando los conquistadores llegaron a nuestro
continente, ya las comunidades indígenas que aquí convivían tenían diferentes
etapas de desarrollo económico, algunas se hallaban muy retrasadas y otras daban paso a relaciones de producción
con diferencias de clase; vale resaltar, que en la América precolombina,
predominaban tres culturas: la azteca en México, Inca en Perú y chibcha en
Colombia, éstas culturas tenían una organización social comunitaria con vida
sedentaria donde desarrollaban principalmente la agricultura, la caza, la
pesca, la minería y el comercio, hasta el punto que la contabilidad en su etapa
primitiva» era una técnica conocida en toda América.
El desarrollo político, social y económico de estas culturas se vio truncado por la invasión española que llegaron a imponer un nuevo orden económico, político, social y religioso utilizando todos los medios posibles, incluyendo el genocidio; cabe recordar que la época de la conquista (1492- 1560), se caracterizó por la violencia, el sometimiento y el saqueo.
El desarrollo político, social y económico de estas culturas se vio truncado por la invasión española que llegaron a imponer un nuevo orden económico, político, social y religioso utilizando todos los medios posibles, incluyendo el genocidio; cabe recordar que la época de la conquista (1492- 1560), se caracterizó por la violencia, el sometimiento y el saqueo.
Cerca
de finalizar la época de la Conquista, llegan a la Nueva Granada en el año 1524
el Contador Real Don Rodrigo de Albornoz (nombrado por el Rey Carlos V en
1522), y
los señores Pedro Almíndez Chirino quien fuese el inspector, y el Licenciado
Alonso de Zuazo nombrado como justicia mayor o asesor; quienes en conjunto formaron el Tribunal de Cuentas,
la cual fue la primera oficina de las finanzas públicas establecida en nuestro
país.
En los años siguientes los organismos académicos privados buscaban modificar la formación del estudiante hacia un sentido más moderno.
Para
la época de la Colonia, en el año 1605 por medio de la Ordenanza I de
Contaduría de Felipe III, el 24 de agosto fueron creados los Tribunales de
Contadores en la Nueva Granada, con el objeto de llevar una buena
administración, cuanta y cobro de la Real hacienda, dichos tribunales debían
llevar libros de inventarios de cuentas pendientes y vencidas en orden
alfabético; a su vez, debían tomar relaciones juradas de los responsables antes
de tomar las cuentas, con el fin de precisar todo lo recibido, gastado y
pagado, además de solicitar a los empleados de Hacienda los libros para mayor
comprobación; e inventariar al fin de cada año las existencias de las Casas
Reales.
Observamos
entonces, que en aquella época el contador era un funcionario de alta jerarquía
nombrado por la corona a través de la Real Audiencia de Santa Fe, lo cual lo
convertía en un funcionario de gran poder y de carácter oficial, quien
practicaba la contabilidad del sector público; sin embargo, también se
practicaba la contabilidad en el sector privado en especial por las comunidades
religiosas (Jesuitas), quienes hacían el registro, presupuesto y control de sus
bienes.
En
el siglo XIX, los intentos del Estado y de algunos particulares por consolidar la
contabilidad como una disciplina y la contaduría como profesión eran todavía
muy precarios y tenían un lugar secundario en el aparato educativo del país,
debido a que no había industria y la mayoría de la producción era agraria,
especialmente cafetera y, apenas empezaba a desarrollar un mercado interior de
alguna intensidad; sin embargo, se le reconocía como una materia indispensable
para el ejercicio adecuado y racional de algunas actividades económicas,
especialmente, las de tipo mercantil.
Solo
hasta los primeros años del siglo XX (1900-1929) hubo verdaderos esfuerzos por
vincular la enseñanza del comercio a las instituciones de educación superior,
como respuesta a la necesidad de darle a esta actividad una orientación
profesional, a pesar que los programas que desarrollaban los centros de
comercio anexos a las Universidades eran muy semejantes a los de las escuelas
de comercio de carácter secundario, es decir, que no se diferenciaban en cuando
a su profundidad y contenido, aunque se daba cierta preferencia a la hora de
desempeñar una actividad laboral. Cabe resaltar, que dentro del sector privado
hubo más avance, sobre todo la década de los años veinte.
Entre
1929 y 1951, la educación comercial se extendió por todo el país, más aun en aquellas
ciudades comercial o industrialmente importantes. Su predominancia en colegios
de tipo religiosos le otorgaba las siguientes características: Regia
disciplina, espíritu metódico, sentido práctico, contenido ideológico
tradicional, dogmático y poco conflictivo. En el año de 1952 las reformas al
sistema educativo colombiano culminaron con la denominación de “enseñanza
universitaria” al nivel superior. Así, nació la universidad técnica.
Durante
los diez años siguientes se desarrollan una serie de conflictos básicos en
torno a la significación de la práctica de la contaduría, a la concepción de la
enseñanza contable y al modelo de reglamentación de la profesión. En este
período se crean las primeras facultades privadas de contaduría.
Para
la época de 1960 se promulga la Ley 145 que asumía con claridad los criterios
primordiales de las profesiones liberales, con lo cual se
unificaron los requisitos para la inscripción como contador público titulado;
no obstante, se reconocía la existencia de contadores públicos autorizados,
siempre y cuando demostraran su habilidad profesional con base en su
experiencia en cargos equivalentes. También, se estableció los casos en que se
necesitaba la calidad de contador público: como revisor fiscal de
distintas sociedades; para autorizar balances de bancos, sociedades
industriales o comerciales; para actuar como perito en controversias de
carácter técnico-contable; para certificar informes o estados de cuentas, entro
otros; así mismo, se indicó la composición de la Junta Central de Contadores y sus
funciones que eran netamente de carácter disciplinario.
En los años siguientes los organismos académicos privados buscaban modificar la formación del estudiante hacia un sentido más moderno.
Hoy
la formación del contador público orienta el interés de las comunidades
académicas nacionales e internacionales. La búsqueda de la calidad y la
globalización de los conocimientos han transformado los enfoques de la
educación en los cuales el estudiante es protagonista de su propio aprendizaje
y no un depósito de conocimientos, muchos de los cuales se tornan obsoletos
rápidamente. Ello implica una transformación en el enfoque de transmisión y
acumulación por métodos pedagógicos que orientan en el contador un conjunto de
conocimientos, competencias y valores. Conjuntamente, La contaduría pública,
así como la ingeniería civil, y el derecho es una carrera de gran tradición en
la oferta académica colombiana
BIBLIOGRAFIA
CORTES MATTOS,
Carlos Cesar. Evolución histórica de la contabilidad en Colombia a partir de la
conquista. Un análisis a la luz del método dialectico. Universidad libre sede
Cartagena. Primera Edición, 2009; Disponible en internet: http://www.unilibrectg.edu.co/Descarga/PDF/Ciencias_Admon_y_Contables/EVOLUCION_HISTORICA.pdf,
ESPINOSA
BELLO, Jesús María. La contabilidad y la profesión contable
en Colombia. 13-Abril, 2010.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario